jueves, 26 de febrero de 2015

Gol de Miguel. Pecado capital/2 y 3. Juan pierde más que la chaveta.

¡GOL DE MIGUEL! Fue el comentario del mundo de la comunicación y de la gente del pueblo, al conocerse del ingreso al perredeísmo del popular comunicador Hugo Beras. Al tocar el tema, un comentarista de un famoso talk show radial, claramente identificado con el PLD, dejó caer con un dejo de amargura que el muchacho es valioso y debió tener aún más brillo, pero como amarilla estrella morada. Uno de los editores de este blog le preguntó a un grupo de motoconchistas de Guaricano si conocían al Beras. De inmediato, uno de adelante, dijo: “Claro, ese es el campeón del vehiculismo, un panita bien chévere”. Otro dijo: “Anótele un gol ahí a Miguel”. Beras dijo en su discurso que asume una responsabilidad dirigencial en el PRD por el clima de orden, unidad y apertura que exhibe la organización gracias a los empeños de su presidente y candidato presidencial, Miguel Vargas. En su discurso de juramentación, Beras invitó a las y los jóvenes a seguirlo en su determinación de contribuir a cambiar el ejercicio político y de Estado, tan necesitados de gente paradigmática y buena onda como Hugo.

PECADO CAPITAL/2. Decía ayer en una emisión radial un ardiente defensor de la reelección, que ya los votos de la reforma constitucional “están comprados”. Lo dijo como echando vaina a los legisladores leonelistas, pues agregó que esos votos  comprados “son de la oposición”. El hombre no ofreció mayores detalles, pero tanto Miguel Vargas, como Luis Abinader e Hipólito Mejía han asegurado que sus diputados no votarán a favor de la reforma constitucional para abrirle paso a la repostulación del presidente Medina. Emerge de nuevo el pecado capital que cometerían los reeleccionistas si –como se ha hecho tantas veces en el pasado- compraran votos y vencieran voluntades, del modo que sea, para alcanzar su propósito. Esta vez el Estado no vencería a uno solo, como dijo Danilo se hizo con él cuando compitió con el presidente-candidato Leonel Fernández.

PECADO CAPITAL/3. Los que llevan anotaciones del curso institucional del país no dejan de sonreír, con mala leche, ante los esfuerzos de última hora para darle ropaje legal a la campaña por la repostulación del presidente Medina. Que si se necesita o no referendum para hacer la reforma constitucional es mero tecnicismo seco, no es el punto. El punto es que una reforma constitucional sólo para que un presidente se reelija, constituye un retroceso institucional, mandar a la porra los apuntalamientos a la alternabilidad democrática que aportaron Juan Bosch, con la Constitución de 1963. José Francisco Peña Gómez, con la reforma constitucional de 1994, y Miguel Vargas, con la Constitución vigente desde 2010.

 ADEMÁS, retroceso por el estigma ético, moral, de los 100 mil drenajes, avisales para la economía  ¿Quieren ver? ¿De dónde sale la “logística”, la “grasa” que se están gastando algunos ministerios y al menos un conocido Instituto, convertidos en cuarteles reeleccionistas? ¿Todo esos gastos para promover acciones políticas, y los compromisos económicos presentes o futuros, para fijar ciertas percepciones, cree el lector que salen de los bolsillos y las cuentas personales y familiares de los funcionarios que andan en ese laborantismo? ¡No juegues, Magino!, diría don Juan en sus buenos tiempos, ese dinero sale de los bolsillos de la gente, de los impuestos que pagamos todas y todos los contribuyentes, como nosotros los que escribimos esto y usted que lo lee. Y eso, aquí, lo sabemos todos, pues conocemos desde antes de los Doce Años el pecado capital que se comete para lograr las reformas constitucionales reeleccionistas.

MÁS QUE LA CHAVETA, ha perdido Juan Bolívar Díaz, quien renunció del análisis objetivo, para exhibir un frenético e incontinente afán por promover determinadas opciones políticas partidarias. En su última entrevista a Hipólito Mejía en Uno + Uno, por momentos parecieron dos gallitos enfrascados en recia pelea, al extremo de que en un punto Juan le dijo a Hipólito: "Usted sabe que yo no tengo miedo". A lo que Mejía le rastrilló: "Ni yo tampoco", en lo que pareció un áspero contrapunto conchoprimesco. Anteayer, al parecer advertido de lo feo que se ve cuando además de la chaveta pierde los cabales, cambió a un tono light, de un sosiego  mal contenido, que no le impidió gastarse la descortesía y la desconsideración de tratar de desmeritar y descalificar los ponderados argumentos de su invitado, el comedido caballero Ismael Reyes Cruz, vicepresidente ejecutivo y vocero del PRD.







     

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