CAMBIA COMO HURACANES. La pasada semana se
mantuvo la buena proa de la simpatía y el confort con que navega el presidente
Medina. Cerró en la comodidad ya tediosa de las sorpresas que han dejado de serlo. Pero aquí en los trópicos, la coyuntura política puede cambiar como
el viento, y saltar cual huracanes. Ah, si lo
recordaremos, como en tiempos de Elpidio Báez y el paso de George en 1998.
EL SUPERAPROBRADO PRESIDENTE, en las encuestas
y en las redes de Internet, entra de improviso a esta semana con más de un
potro encabritado. Los americanos le mandan a la Deguis un
salvoconducto para ir a la CIDH a reclamar su condición de apátrida. Con su
simpatía habitual, y su profesionalidad política, el embajador Brewster se le sienta por una hora en Palacio. Los aliados del BIS se zapatean, y
hasta Reynaldo Pared lanza el inesperado misil de
que sólo espera el lance al ruedo de Leonel para entrarle. Las consultas a los
políticos, que corrieron en paz familiar, le quedaron bonitas, pero esta fue una semana que podría
prefigurar coyunturas menos rosa. Que buenos vientos lo sigan empujando al Presidente, por él
y por el país.
DESINFORMACIÓN. No pasemos por alto cómo
el inteligente y valiente papa Francisco le dio recientemente un grado superlativo
a ese pecado, pues si bien condenó "la calumnia” y "la infamia”, fue más enfático en denunciar, “sobre todo”, "la desinformación”. Ya lo sabemos, el primer
mandamiento de la comunicación es ¡no desinformarás!
VERBIGRACIA. Una figura del hipolitismo
dijo esta semana en un espacio televisivo: “Yo soy de la dirección del PRD, y
de la Convergencia”. Los dos tipos que la entrevistaron no le recordaron que la
doble militancia es como la bigamia, que así como una persona no puede unirse
–legalmente- con otras dos a la vez, no se puede ser de dos partidos al mismo
tiempo. Dejar ese cuento correr ¡es desinformar!, también.
UN PADRÓN “DE 800 MIL”. Entre los
infundios para restar legitimidad al pleno de la JRD se habla de un anterior
padrón de 800 mil miembros, cuando ahora, por vez primera, el presidente de ese organismo no fue
“elegido” por el dedo del liderazgo partidario, sino por los miles
de jotaerredeístas que fueron vistos votando. Ningún partido tiene esa cantidad
de militantes organizados, ni jóvenes, ni viejos. Lo demás es monte y culebra. Mientras tanto, Joel Díaz,
el presidente electo de la JRD, sigue ganando respeto y reconocimiento por su
don de gente y el dominio con que desenvuelve su rol de nuevo líder de la
juventud perredeísta.
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