El “poema” o “sermón” del pastor y
pacifista alemán Martin Niemöller viene a cuenta ahora que los jueces del
Tribunal Superior Electoral están siendo sometidos a un acoso abusivo por parte
de gente que presiona para que le den ganancia de causa cuando no tienen de su
lado ni el derecho ni la razón. Perdieron la larga lucha que libraron contra la
dirección del PRD por el liderazgo de ese partido. Perdieron en los altos
organismos. Perdieron entre la dirigencia y la militancia. Perdieron entre los
alcaldes y los regidores; entre los directores de distritos y vocales, entre
los diputados, y perdieron en la opinión pública.
Perdidos en todos los escenarios políticos,
judicializaron sus reclamos infundados y, como era de esperarse, también perdieron. Y ahora acosan a los
jueces del TSE, con el silencio indiferente de casi todos. Sería bueno ponderar
la reflexión del pacifista alemán, porque si esas claques no son denunciadas y
detenidas, sus prácticas de acoso y derribo podrían extenderse y perturbar muchas otras áreas del ordenamiento en que descansa el sistema institucional.
SON DE LA LOMA, Y
CANTAN EN LLANO. Al grupo que anda acosando de manera abusiva a los jueces del
TSE, en sus casas y en lugares a los que van a cumplir actividades privadas, algunos
medios los identifican como pertenecientes a La Multitud. Pero en un video de
acento.com que distribuye el equipo de comunicaciones del PRM, Fausto Herrera
Catalino, vicepresidente de ese partido, los identifica por nombres, apellidosy cargos, como dirigentes del Foro Renovador-PRM, que dirige.
DECEPCIONA ver el
nombre La Multitud, que al parecer formaba parte del movimiento social
emergente para modificar las prácticas políticas tradicionales, esté siendo usado
por agentes del PRM como últimas líneas de retaguardia en su vergonzosa huida
del PRD. Aunque no es la primera vez que asesores del hipolito-abinaderismo,
metidos hasta la coronilla en el proceso de decantación que se dio en el PRD, involucran a gente de la sociedad
civil en una competencia partidista interna.
SABOR A DERROTA, para
todos, va dejando la reyerta por la reforma del Código Penal, conforme lo
interpreta el agudo analista Orlando Gil. Esa falta de madurez para la
negociación y el consenso se debe a las tantas flaquezas que acusamos para
“insistir en lo que nos une y prescindir de lo que nos separa”, como aconsejaba
Camilo Torres. Y eso explica que a más de medio siglo de esfuerzos por fortalecer
nuestro sistema democrático, aun estemos reprobando la materia.
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