martes, 27 de agosto de 2013

El PPH en la convergencia de la divergencia


/Negro Blanco

La presencia no autorizada de un grupo de destacadas figuras del hipolitismo en una reunión en la que se anunció la creación de un frente opositor, sorprende por más de una razón.

Primero porque una decisión de esa naturaleza se justificaría en situaciones extremas que ameriten abandonar las posiciones partidarias y salvar las naturales distancias ideológicas.

La ruptura del marco institucional del país, el establecimiento de una dictadura, o la presencia de una amenaza al estado nación por fuerzas extranjeras, etc. pueden estar entre las razones que justifiquen una ocurrencia como esa.

Es cierto que gracias a un proceso de reducción al que los errores del PPH llevaron al PRD en los comicios de 2004, 2006 y 2010, el PLD concentra todos los poderes del Estado. Pero ninguno de los estados de excepción supraindicados se están presentando en el país.

La segunda interrogante es si la presencia en esa reunión multipartidaria de Luis Abinader, Héctor Guzmán, representando a Hipólito Mejía, Milagros Ortiz Bosch y Alfredo Pacheco, entre otros, implica su renuncia del PRD.

Ellos saben que el concepto doble militancia queda  restringido a participar en la formación partidaria propia y en algún frente de masas o entidad de la sociedad civil, NUNCA a cobijarse bajo banderas o divisas de otras organizaciones políticas.

Salvo cuando los organismos competentes, en el caso del PRD el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) o su Comisión Política, hayan autorizado y elegido a sus dirigentes a representarlos en determinadas alianzas con partidos o movimientos.

Este paso en falso del hipolitismo se produce, además, en momentos en que el PRD envió importantes señales de avances hacia la unidad al elegir a su vocero de los diputados y –salvo el caso aislado de Santiago, provocado por regidores hipolitistas- al cumplir en todo el país su compromiso de conformar las salas capitulares en los ayuntamientos siguiendo la regla peñagomista de asegurar la gobernabilidad municipal.

Otras interrogantes

Estos dirigentes que dicen embarcarse ahora en un oposicionismo a rajatabla parecen ignorar que en el sistema democrático –aún con las imperfecciones del nuestro- la política de oposición tiene una gran responsabilidad porque prefigura la acción gubernamental de los que luego se constituirán en gobierno. Por ello, la política de oposición contiene en primer lugar una tarea educativa, con las necesarias críticas a la gestión incorrecta de los gobernantes, y la presentación de alternativas valederas.

Un ejemplo de ello es la demanda de Miguel Vargas al presidente Danilo Medina de no darle más largas a la concertación de un pacto por la seguridad ciudadana, al tiempo de formularle propuestas específicas de solución.

El ejercicio de la oposición no es el de generar desórdenes, sino tratar de resolver o contribuir a resolver los problemas mediante una acción constructiva y responsable, incluyendo el recurso de la protesta pacífica.

Pese a la distracción a que lo ha sometido el grupo disidente,  el PRD ha  venido trabajando en un frente opositor al que ya están integradas organizaciones como V República, presidido por José Miguel Soto Jiménez, y el Partido Democrático Institucional, presidido por Ismael Reyes. Pronto se integrarán otras importantes entidades partidarias y movimientos sociales.

Sumido en conflictos internos por el acoso de sectores que no respetan su institucionalidad, el PRD no ha dejado de plantearse las bases de su acción opositora, una de las resoluciones del CEN, por ejemplo, manda realizar una consulta programática que sirva de matriz a un renovado proyecto de país.

El frente al que se han integrado los hipolitistas no tiene base en un análisis certero de la realidad nacional, no agrega factores consistentes a las líneas de movilización social, y constituye el último intento de vuelta atrás de quienes no fueron capaces de convertir en victoria el amplio respaldo acumulado, antes de que su fallida conducción llevara al PRD a la derrota.


El PRD trabaja en el propósito de unir a la mayoría del país para desplazar al peledeismo del poder en las elecciones de 2016, ya que en tres administraciones anteriores, y en lo que va de la presente, no han sido capaces de encarar los problemas fundamentales que afectan a la población ni desarrollar una estrategia que de manera efectiva empuje al país hacia un modelo de desarrollo sostenible, equitativo e inclusivo.

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