El PPH en la convergencia de la divergencia
/Negro
Blanco
La
presencia no autorizada de un grupo de destacadas figuras del hipolitismo en una
reunión en la que se anunció la creación de un frente opositor, sorprende por más
de una razón.
Primero
porque una decisión de esa naturaleza se justificaría en situaciones extremas
que ameriten abandonar las posiciones partidarias y salvar las naturales
distancias ideológicas.
La
ruptura del marco institucional del país, el establecimiento de una dictadura,
o la presencia de una amenaza al estado nación por fuerzas extranjeras, etc.
pueden estar entre las razones que justifiquen una ocurrencia como esa.
Es
cierto que gracias a un proceso de reducción al que los errores del PPH
llevaron al PRD en los comicios de 2004, 2006 y 2010, el PLD concentra todos
los poderes del Estado. Pero ninguno de los estados de excepción supraindicados
se están presentando en el país.
La
segunda interrogante es si la presencia en esa reunión multipartidaria de Luis
Abinader, Héctor Guzmán, representando a Hipólito Mejía, Milagros Ortiz Bosch y
Alfredo Pacheco, entre otros, implica su renuncia del PRD.
Ellos
saben que el concepto doble militancia queda restringido a participar en la formación partidaria propia y en algún
frente de masas o entidad de la sociedad civil, NUNCA a cobijarse
bajo banderas o divisas de otras organizaciones políticas.
Salvo
cuando los organismos competentes, en el caso del PRD el Comité Ejecutivo Nacional
(CEN) o su Comisión Política, hayan autorizado y elegido a sus dirigentes a
representarlos en determinadas alianzas con partidos o movimientos.
Este
paso en falso del hipolitismo se produce, además, en momentos en que el PRD envió
importantes señales de avances hacia la unidad al elegir a su vocero de los
diputados y –salvo el caso aislado de Santiago, provocado por regidores
hipolitistas- al cumplir en todo el país su compromiso de conformar las salas
capitulares en los ayuntamientos siguiendo la regla peñagomista de asegurar la
gobernabilidad municipal.
Otras interrogantes
Estos dirigentes que dicen
embarcarse ahora en un oposicionismo a rajatabla parecen ignorar que en el
sistema democrático –aún con las imperfecciones del nuestro- la política de
oposición tiene una gran responsabilidad porque prefigura la acción gubernamental
de los que luego se constituirán en gobierno. Por ello, la política de
oposición contiene en primer lugar una tarea educativa, con las necesarias críticas
a la gestión incorrecta de los gobernantes, y la presentación de alternativas
valederas.
Un ejemplo de ello es la demanda
de Miguel Vargas al presidente Danilo Medina de no darle más largas a la
concertación de un pacto por la seguridad ciudadana, al tiempo de formularle propuestas
específicas de solución.
El ejercicio de la oposición no
es el de generar desórdenes, sino tratar de resolver o contribuir a resolver los
problemas mediante una acción constructiva y responsable, incluyendo el recurso
de la protesta pacífica.
Pese a la distracción a que lo
ha sometido el grupo disidente, el
PRD ha venido trabajando en un
frente opositor al que ya están integradas organizaciones como V República,
presidido por José Miguel Soto Jiménez, y el Partido Democrático Institucional,
presidido por Ismael Reyes. Pronto se integrarán otras importantes entidades partidarias y movimientos sociales.
Sumido en conflictos internos
por el acoso de sectores que no respetan su institucionalidad, el PRD no ha
dejado de plantearse las bases de su acción opositora, una de las resoluciones del
CEN, por ejemplo, manda realizar una consulta programática que sirva de matriz a un renovado proyecto de país.
El frente al que se han
integrado los hipolitistas no tiene base en un análisis certero de la realidad
nacional, no agrega factores consistentes a las líneas de movilización social,
y constituye el último intento de vuelta atrás de quienes no fueron capaces de
convertir en victoria el amplio respaldo acumulado, antes de que su fallida
conducción llevara al PRD a la derrota.
El PRD trabaja en el propósito de unir a la mayoría del país para desplazar al
peledeismo del poder en las elecciones de 2016, ya que en tres administraciones
anteriores, y en lo que va de la presente, no han sido capaces de encarar los
problemas fundamentales que afectan a la población ni desarrollar una
estrategia que de manera efectiva empuje al país hacia un modelo de desarrollo
sostenible, equitativo e inclusivo.
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